domingo, 21 de junio de 2009

Absurdos lamentos

Era tarde y veníamos lamentándonos porque se nos había olvidado pasar por el automercado, pero no podíamos perder tiempo para poder llegar al estacionamiento a guardar el carro. Venía lamentándome porque nada de lo que había en la nevera me apetecía y porque no sabía qué iba a preparar mañana para el almuerzo, mientras David me agarraba la mano y se cambiaba de lado en la acera para que yo no pasara tan cerca de aquel extraño. Caracas nos hace desconfiados, miramos para otro lado, apuramos el paso. Y el extraño, que buscaba algo que comer entre la basura de la panadería volteó al vernos pasar, nos sonrío y sólo nos dijo: buenas noches.

jueves, 18 de junio de 2009

La cieguita

Esta es una cieguita que da más lástima que todas las demás: Es una cieguita que puede ver. ¡Pero está tan ciega la pobre! No es capaz de ver sonrisas, ni gestos amables, ni confianza, ni perdón, ni disculpas, ni buenas intenciones.
Cuentan que un día le cayó, como nos ha pasado a todos alguna vez, una lluvia de piedras. Sólo que en vez de construir con ellas una torre para poder subir y alcanzar las estrellas, decidió cavar en la tierra y hacer un tobogán a lo profundo. Y por allí fue lanzando los tesoros que se iba encontrando en el camino, no para guardarlos, sino para no verlos.
Desde entonces camina a tientas por el tobogán sin poder salir de él, inspirando compasión en los que la ven de lejos, porque tanto dejó de emplear la vista que se le olvidó como usarla.

miércoles, 10 de junio de 2009

En blanco

Hay días en los que es mejor no decir nada.