Cuando empiezas a conocer a alguien que te gusta todo es
nuevo, todo es risas, todo es emocionante. Cuando pasa el tiempo, esa magia no
se pierde, si se hacen las cosas bien. Las mariposas se posan y se transforman en serenidad. Esa serenidad que te da seguridad, paz y fuerza para seguir
adelante, para ser creativo, para arriesgar. Esa suave y crocante y dulce y picante serenidad que tiene momentos tiernos y momentos llenos de pasión y deseo, pero también de lucha, de rabia y de tristezas. De errores y perdones. De caídas y
recuperaciones. De paciencia y de consideración.
Hay quienes prefieren seguir
cazando mariposas toda la vida. Yo en cambio sé que las mariposas que un día
atrapé, siguen conmigo. Solo se transformaron en la serenidad del amor
de verdad.