lunes, 7 de octubre de 2013

Botón

-"No es por presionarte, pero te voy a apretar". - Así le dicen al botón una y otra vez.
-Gracias por no presionar. Dice el botón después de ser apretado.

Ya. Basta. No quiero ser un botón. No me aprietes. Ascensor equivocado. Cada quien que tome el que le corresponda.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

El detalle

Con el tiempo terminas entendiendo: la felicidad no es creer que todo es maravilloso, es saber que el cambio es posible.

martes, 6 de agosto de 2013

La mujer que quiero ser

La mujer que quiero ser sólo será después de que me sacuda todo el barro que tengo en los zapatos. Cuando se seque la humedad y pise tierra firme.
La mujer que quiero ser ya lo soy, pero tengo el cuerpo cansado. Y la mujer que quiero ser necesita estar llena de vida.
La mujer que quiero ser necesita zapatos nuevos, para pisar firme. Pero sobre todo, necesita un suelo.

lunes, 22 de julio de 2013

Cambio de página

Ahora son otras historias las que me harán llorar.

lunes, 1 de julio de 2013

Nada es lo que parece

Resulta que el corazón se puede romper más de una vez. Y en más pedazos.

¿Quien miente una vez, miente siempre? Yo me empeño en creer que no.
                                                                     
Pero no es lo que parece.

Ahora entiendo que hay quien use la palabra espejismo para describir su vida.
No importa cuán real seas. Aunque no quieras tu vida se puede convertir en un espejismo.

No importa cuán independiente o fuerte seas, tu corazón siempre está en manos de otros.
Ni siquiera el solitario se salva.
Nadie se salva de que le rompan el corazón.

¿Quien miente una vez, miente siempre? Yo me empeño en creer que no.

No sé hasta cuándo me seguiré empeñando.

Otra apuesta, ¿es que me queda algo más que apostar? ¿no lo había apostado todo ya?

En manos de Dios estoy. Estamos.


martes, 25 de junio de 2013

Manifiesto

Conviértete en la mejor versión de ti

Usa bien el tiempo: afíncate en lo bueno de tu pasado (tu familia, tus raíces, tu identidad); saborea el presente (mindfulness) y entusiásmate con el futuro posible (ten esperanza).

Intenta mantener el orden y la armonía: Que el espejo, tu casa y tu voz reflejen lo que eres interiormente.

Nunca te aproveches de los más débiles, ni permitas que otros lo hagan: “No te quedes inmóvil al borde del camino..."

Pregunta primero: ¿qué necesitas? No creas que tienes la solución para los demás.

Haz lo que te apasiona. Descubre y redescubre aquello que amas hacer.

Ten siempre abiertas las puertas de tu mente, tu corazón y tu casa.

Sigue siendo curiosa. Aprende algo nuevo cada día. ¡Asómbrate!

Se consigue más con miel que con vinagre. Sé amable y cortés.

Cumple tus deberes y haz valer y respetar tus derechos.

Recuerda que cuando alguien gana, alguien pierde.

Hazle saber a tus seres queridos cuánto los amas.

Sé fiel a tus principios y defiende lo que es justo.

Nadie es más que tú ni tú eres más que nadie.

No pierdas de vista tus metas: sé disciplinada.

Ten siempre flores.

Conviértete en un agente de cambio.

Oye más de la música que te gusta.

Ponte siempre en el lugar del otro.

Disfruta de algo bello cada día.

Antes de molestarte, respira.

Escucha más, habla menos.

No juzgues a los demás.

Abandona la timidez.

No hay atajos.

Cree en ti.

Perdónate.

Agradece.

Lee más.

Escribe.

Medita

Reza.


*Este es un manifiesto personal. No pretende darle lecciones a nadie. 
Me estoy hablando a mí, que ya es bastante.

lunes, 24 de junio de 2013

Ni cactus ni rosa

"Un hombre preguntó a un sabio si debía quedarse
con su esposa o su amante…el sabio tomó dos
flores en su mano: una rosa y un cactus…"

Resulta que las esposas son cactus: feas, con espinas y, muy de vez en cuando, capaces de dar una flor hermosa. Eso sí: fieles, generosas y confiables. Incondicionales. Entonces las esposas que son fieles y están allí para lo que venga, no es porque tomaron la decisión de hacerlo, porque saben cumplir su palabra y porque son íntegras, sino porque no les queda más remedio. Porque son cactus, a los que nadie mira...
En cambio, si fueran coquetas rosas, la vida sería distinta para ellas. Si fueran rosas podrían estar chuleándose a un tipo que las trate como reinas -porque aparentemente son las rosas las únicas que merecen ser tratadas así, no las mujeres de verdad- pero les tocó ser cactus, y se tienen que conformar con lo que son. Y hacer su papel.
La moraleja de este triste intento de honrar a las esposas parece ser que ellos pueden disfrutar de las rosas pero que deben saber que lo más conveniente es quedarse con el cactus, con el que a lo mejor no disfrutan tanto, pero es más rentable a la larga.
Después de todo, cuando a ellos les importe más la buena compañía que bajarse el cierre del pantalón, el cactus sí se quedará allí.
Ese es el consejo del sabio: consuélate con el cactus, que es más útil para ti, (va a llegar un momento en que las rosas no se querrán ir contigo).
Excelente moraleja.
Pues ni cactus ni rosa. Soy una mujer.
La novedad (principal característica de cualquier amante), la belleza o la juventud no son méritos. En cambio, la fidelidad, la generosidad y la integridad son virtudes que se cultivan, que son fruto de decisiones de vida y no de la debilidad, el azar o la naturaleza.

Estoy harta de este mundo en el que todo parece funcionar al revés. Empezando porque hay que estar bien confundido para comparar a una mujer con cactus.

jueves, 30 de mayo de 2013

Deseo

Quiero un jardín.

Un jardín donde haya verde, azul, amarillo, rosa, rojo, turquesa, naranja, blanco, violeta...
Un jardín donde haya flores, pero también frutos.
Donde siempre haya sol pero nunca falte el agua.
Para sembrar y para cosechar. Para siempre tener algo que hacer y una razón para levantarme y sonreír cada mañana.
Un jardín para ti y para mi. Y también para ellos: los más cercanos, los más lejanos, los que se fueron, los que no han regresado y los que no han llegado.
Un jardín para que siempre tengamos sombra, cobijo y luz. Dulces aromas y fragantes sabores.
Para no olvidar de dónde vengo.
Para agradecer.
Para no ignorar a la esperanza.
Para reírme, para leer, para jugar otra vez.
Para recordar que valió y vale la pena.
Un jardín para que lleguen mejor las ideas.
Para disfrutar del silencio.
Para maravillarnos de la tierra y del cielo, y para que veas las estrellas a mi lado.
Un jardín para estar en el presente y ver de cerca el futuro.
Un jardín para desayunar y para ver el ocaso.


domingo, 19 de mayo de 2013

Monumento

Cuántas palabras escuchamos de la boca equivocada y aún así nos hacen sonreír. Así somos. Nos gusta que nos acaricien con sílabas y sentir cómo nos intentan recorrer con suavidad y ansias de hacernos agua.
Adoramos ser la fantasía de alguien, aunque sea por segundos. Un simple juego de palabras que roce con ternura nuestro ego puede hacer que se nos olvide cualquier promesa. Como la rosa aquella necesitamos ser el centro del universo todos los días.

martes, 30 de abril de 2013

El encanto de la lluvia

La lluvia en el trópico es como una niña que canta frente a las visitas subiéndose el vestido y jugando con sus rizos, saltando y gritando. La suerte de sus espectadores le importa muy poco, lo que realmente le interesa es ser el centro de todo. 

Y moja las cabezas, y causa resfríos. Y acaba con casas. Y con carreteras. Y desborda los ríos. Y se lleva a la gente por delante. Y colapsa las ciudades. Y hace que quienes iban a llegar, lo hagan tarde. O nunca. 

Estropea las fiestas, los zapatos, los peinados. Los planes. El humor. Los nervios.

Y sin embargo también es capaz de hipnotizarme cuando la miro desde la ventana o la escucho desde el sofá. Y me convence cuando me acuerdo que riega los campos y luego todo se pone tan verde como me gusta. 

Es encantadora la lluvia. Como esa niña chillona que a veces acaba con nuestra paciencia, pero que en el fondo adoramos.

jueves, 25 de abril de 2013

Penumbra

¿Y si la luna llena de verdad significara algo, y yo pudiera verlo todo más claro, y todo se pusiera en su sitio? ¿Y si la penumbra sólo fuera una invitación a la aventura y no una presunción de peligro y desgracia?
¿Y si nada de lo que saliera a la luz hiciera daño?

Temo ignorar las señales.

martes, 23 de abril de 2013

Un toque

Escribirle a alguien es una forma de tocarlo.
Pero duele.
Se siente una puntada en el pecho. El escozor que deja el vacío. El vértigo que da el abismo que aparece cuando se abren los ojos para descubrir que el encuentro, ese en el que hubo abrazo, voz y caricia, fue un sueño.
Hay personas que no tienen idea de cuánto te hicieron llorar. Y ni si quiera te explicas cómo siguen en tu corazón. Ellas tampoco.
Hay amistades que te marcan para siempre y ocupan un lugar en tu alma al que ni tú mismo sabes llegar.
Y aunque ya no sufres por ellas, el día que las extrañas, duele. El día que sientes nostalgia y les escribes, duele.
Hay amistades profundas. No las desgasta el tiempo, ni la distancia, ni siquiera las heridas.
Hoy me acuerdo de las heridas, pero me sigue doliendo más la ausencia.

Las largas conversas. La complicidad. La risa. Eso que no está, es lo que realmente duele.

A veces sólo se puede tocar con palabras. Entonces decidí tocarte.