Las palabras siempre están disponibles. No necesitan baterías ni buena luz
domingo, 19 de febrero de 2012
El día que vimos a Dudamel
Como si se tratara de un pincel, Dudamel pintaba con la batuta la melodía que Mahler tuvo un día bailando en su cabeza. Gracias porque la dejó salir. Gracias porque hay un Sistema Nacional de Orquestas. Gracias porque le dieron la oportunidad. Gracias porque lo escogieron. gracias porque escogió esas sinfonias y no otras. Gracias porque habia entradas. Gracias porqu e había ganas. Gracias porque había como mil almas. Gracias por sus voces. Gracias por mis oídos. Gracias por esos talentos bien aprovechados. Gracias porque me asombro. Gracias por mi corazón que late y mi piel que se eriza. Gracias porque puedo aplaudir. Gracias por las manos tomadas. Gracias por las buenas amistades. Gracias por la música. Gracias, gracias, gracias. Mi corazón sigue aplaudiendo.
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