martes, 30 de abril de 2013

El encanto de la lluvia

La lluvia en el trópico es como una niña que canta frente a las visitas subiéndose el vestido y jugando con sus rizos, saltando y gritando. La suerte de sus espectadores le importa muy poco, lo que realmente le interesa es ser el centro de todo. 

Y moja las cabezas, y causa resfríos. Y acaba con casas. Y con carreteras. Y desborda los ríos. Y se lleva a la gente por delante. Y colapsa las ciudades. Y hace que quienes iban a llegar, lo hagan tarde. O nunca. 

Estropea las fiestas, los zapatos, los peinados. Los planes. El humor. Los nervios.

Y sin embargo también es capaz de hipnotizarme cuando la miro desde la ventana o la escucho desde el sofá. Y me convence cuando me acuerdo que riega los campos y luego todo se pone tan verde como me gusta. 

Es encantadora la lluvia. Como esa niña chillona que a veces acaba con nuestra paciencia, pero que en el fondo adoramos.

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