jueves, 18 de junio de 2009

La cieguita

Esta es una cieguita que da más lástima que todas las demás: Es una cieguita que puede ver. ¡Pero está tan ciega la pobre! No es capaz de ver sonrisas, ni gestos amables, ni confianza, ni perdón, ni disculpas, ni buenas intenciones.
Cuentan que un día le cayó, como nos ha pasado a todos alguna vez, una lluvia de piedras. Sólo que en vez de construir con ellas una torre para poder subir y alcanzar las estrellas, decidió cavar en la tierra y hacer un tobogán a lo profundo. Y por allí fue lanzando los tesoros que se iba encontrando en el camino, no para guardarlos, sino para no verlos.
Desde entonces camina a tientas por el tobogán sin poder salir de él, inspirando compasión en los que la ven de lejos, porque tanto dejó de emplear la vista que se le olvidó como usarla.

4 comentarios:

Terapia de piso dijo...

Basta a veces con que cambiemos nuestra forma de mirar. Si pudiesemos cambiar cada pestaneo. Si tan solo pudiesemos... por eso me toca muchas veces lavarme la cara para ver si puedo ver mejor. Para intentarlo siquiera.


José Roberto Coppola

Angela Feijoo Vázquez dijo...

Eso es precisamente lo que pienso Jose, que basta a veces con cambiar la forma de mirar para realmente ver. Qué bueno que seas de los que se lava la cara. Hay quienes andan por la vida viendo borroso sin ni siquiera intentar frotarse los ojos.

Un beso y gracias por pasar por aquí.

Débora Ilovaca Leiro dijo...

¡Angieeeeeeeeeeeeeeeee! Que fino que tengas un blog! YUPI!

Pobre cieguita... Sobre todo porque a veces uno es ella! Como uds dicen, cambiar la forma de ver es ver mejor :)

Te quierooooo!

Muácata,
D.

Jorely Corona dijo...

Esto es un buen cuento! Me encanta!