sábado, 23 de octubre de 2010

Vuela Susana, vuela


No estaba gris, no llovía. El cielo de la mañana que Susana decidió salir a volar estaba totalmente despejado. Ni una nube se atrevía a empañar ese azul maravilloso en el que el sol brillaba con orgullo.

Estoy segura, aún para mi tristeza por no volver a escucharla reír –sólo en mi corazón-, de que Dios celebraba que Susy se marchaba a su lado.

Vuela Susana, vuela. Ya no hay dolor, ya no hay amarres.

Papá y mamá te dieron la bendición.

Quienes te aman ya te abrazaron y besaron tu frente.

Tus amigos te cubrieron de flores.

Buen viaje Susana. Vuela, que el cielo te está esperando.

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